La Guerra y la Esperanza: La Historia de Margaryta Karpova en Ucrania
Una Niña en el Centro del Conflicto
NOVOOLENIVKA, Ucrania — En medio del estruendo de explosiones y el eco de los bombardeos, Margaryta Karpova, una niña de 12 años, se mantenía en silencio mientras un oficial de policía le ayudaba a colocarse un chaleco antibalas infantil y un casco naranja. Las fuerzas rusas se encontraban a menos de una milla de su hogar en esta aldea casi desierta del este ucraniano.
Con lágrimas contenidas, Margaryta se preparaba para dejar atrás su pueblo natal y a su padre, quien había decidido quedarse para proteger la casa.Esa despedida durante el otoño pasado parecía definitiva.
junto a su madre, Liudmyla Karpova, abordaron un vehículo blindado que las llevó lejos del peligro. Se sumaron así a más de un millón de civiles que han abandonado la región ucraniana de Donetsk desde que comenzó la invasión rusa en 2022.
Un Nuevo Comienzo lleno de Desafíos
Sin embargo, encontrar refugio no trajo alivio inmediato. Al llegar a un alojamiento temporal en el oeste del país, Margaryta comenzó a experimentar dolores intensos. Los médicos pronto diagnosticaron una forma rara y agresiva de cáncer llamada rabdomiosarcoma. Ahora reside en Kiev donde enfrenta una batalla personal contra esta enfermedad mientras la guerra sigue devastando su nación.
“Como les digo a todos, nuestra vida se ha detenido”, expresó Liudmyla con tristeza. “Lo único que importa ahora es salvar la vida de mi hija”.A pesar del caos provocado por los ataques rusos —que destruyeron incluso el mayor hospital infantil y centro oncológico pediátrico— Kiev ofrece atención médica vital para Margaryta. Sin embargo,no siente que sea un refugio seguro; los drones y misiles rusos atacan con frecuencia mayor aquí que en otras ciudades occidentales.
Margaryta lamenta no poder regresar como otros niños entre tratamientos: «Ya he recibido seis rondas de quimioterapia», comentó su madre angustiada. «Ahora comenzará radioterapia; ha perdido peso considerablemente».
El Aumento del Conflicto
Mientras Rusia parece prepararse para nuevas ofensivas este verano, los bombardeos sobre ciudades como Kostiantynivka —un importante centro logístico ucraniano— han aumentado drásticamente; más de 5 mil bombas guiadas fueron lanzadas solo durante abril según informes militares ucranianos.La situación es crítica: alrededor de 280 mil civiles permanecen atrapados en áreas controladas por Ucrania dentro Donetsk; entre ellos hay más 21 mil niños cuya evacuación es urgente ante constantes llamados internacionales por ayuda humanitaria.
El año pasado The New York Times acompañó al grupo conocido como Ángeles Blancos —una unidad especial encargada rescatar civiles— durante sus operaciones peligrosas para evacuar personas atrapadas por el conflicto armado.Para rescatar a Margaryta y su madre desde Novoolenivka hasta Kiev fue necesario recorrer lo que muchos llamaban “el camino hacia la muerte”. Las casas estaban destruidas completamente; vehículos incendiados adornaban las carreteras junto con cuerpos sin recuperar debido al continuo ataque aéreo ruso.El mayor Vasyl Pipa lideró estas evacuaciones arriesgadas colocando cuidadosamente chalecos antibalas sobre las pequeñas espaldas temerosas mientras las explosiones resonaban cerca.
Reflexiones Sobre el Futuro
La guerra ha transformado radicalmente sus vidas; ahora las sirenas antiaéreas son parte cotidiana junto con visitas médicas regulares e interminables análisis sanguíneos para Margaryta quien recientemente cumplió 13 años pero lucha por entender lo absurdo e injusto sufrimiento al cual está sometida: “¿Por qué me pasa esto? ¿Qué he hecho yo?”,pregunta angustiada mientras lidia con sentimientos complejos sobre sí misma y su apariencia física deteriorada debido al tratamiento médico intenso.
“aquí también hay peligro”, añade Liudmyla mirando alrededor sin saber qué esperar ni siquiera dentro unas horas cuando vuelvan los ataques indiscriminados.
No tienen adónde ir ya que Novoolenivka ha sido arrasada completamente; allí vivieron momentos significativos juntos como familia antes del conflicto bélico actual.
Liudmyla aún mantiene contacto con familiares cercanos aunque vive bajo ocupación enemiga donde cada día trae incertidumbre respecto al futuro incierto tanto personal como nacionalmente.
“Sin duda volveré”, afirma decidida Liudmyla recordando cómo prometió visitar la tumba paterna ubicada allí mismo donde alguna vez fue hogar familiar lleno amoroso recuerdos compartidos entre generaciones pasadas”.
Este relato refleja no solo una historia individual sino también miles similares marcadas por dolor e incertidumbre ante situaciones extremas provocadas por conflictos bélicos contemporáneos actuales alrededor mundo entero hoy día .