La Trágica Historia de Aralí: Un Crimen que Podría Haberse Evitado
Contexto del Caso
«Espera, voy a otra habitación; no puedo hablar porque estoy con los niños», se escucha al otro lado de la línea. Esa voz pertenece a Betiana Heredia, prima hermana de Rocío Milagros Rauch, madre de Aralí (8 años), quien fue asesinada en su hogar en Brinkmann, una pequeña localidad cordobesa con aproximadamente 11 mil habitantes, situada a 255 kilómetros al sureste de la capital provincial.
Los niños que se encuentran en casa son dos hermanos menores de Aralí, quienes están bajo su cuidado por decisión judicial desde que comenzaron las investigaciones y detenciones relacionadas con el trágico crimen. Para Betiana y muchos residentes del pueblo, este asesinato era algo previsible.
Desatención del Estado
Betiana recuerda que tuvo a Aralí bajo su tutela cuando apenas era un bebé. Sin embargo, poco tiempo después fue devuelta a su madre pese a sus serios problemas de adicción. Con profundo dolor y frustración, Betiana califica a su prima como «asesina» y critica la falta de atención por parte del Estado hacia el bienestar infantil tanto para Aralí como para sus cinco hermanos.
En una conversación con Clarín, Betiana relata cómo el sábado pasado comenzó a sospechar que algo no estaba bien cuando fue a recoger a sus sobrinos para llevarlos al comedor comunitario donde asiste cada fin de semana. Aunque esta rutina es habitual para ella, esa mañana notó un ambiente extraño.
Al llegar frente al domicilio ubicado en Caseros al 900, se encontró con Ezequiel Simeone —el padrastro de Aralí y principal sospechoso— quien le informó sobre la situación familiar: uno de los niños había sido llevado por el abuelo y otros estaban en diferentes lugares. Al preguntar por Aralí específicamente porque no la veía presente, Simeone le dijo que estaba durmiendo e intentó desviar más preguntas mencionando que la madre no había estado desde el viernes anterior.
Finalmente solo pudo llevarse consigo uno de los hermanitos más pequeños; toda evidencia apunta hacia la posibilidad alarmante: es probable que Aralí ya estuviera muerta alrededor de las 10 am ese sábado.
El Descubrimiento del Cuerpo
El cuerpo sin vida de Aralí fue hallado por Bomberos Voluntarios tras recibir un aviso sobre un incendio en la vivienda pasadas las 13 horas del mismo día. La autopsia reveló que no falleció debido al fuego ni por inhalación tóxica; efectivamente había muerto antes del inicio del incendio.
Se presume ahora que Simeone junto con Cristian Varela —su cómplice— intentaron crear una escena engañosa para hacer parecer lo ocurrido como un accidente doméstico desafortunado. En casa vivían también cinco hermanos más: tres varones y dos niñas cuyas edades oscilan entre los dos meses hasta los nueve años.
Una Tragedia Anunciada
Para Betiana Heredia, tanto el asesinato como el sufrimiento prolongado vivido por estos niños podrían haberse evitado si las instituciones encargadas del bienestar infantil hubieran actuado adecuadamente ante señales evidentes durante años:
- ¿Qué condiciones existían antes?
«Todo el mundo lo sabía», afirma Betiana refiriéndose al entorno familiar marcado por maltratos físicos y emocionales así como consumo excesivo tanto de drogas como alcohol.
- ¿Era esto algo recurrente?
«Sí», responde sin dudarlo; menciona además cómo estos problemas han persistido durante mucho tiempo.
- Sobre cuidados temporales
“Tuve una vez bajo mi responsabilidad a esta niña”, dice refiriéndose brevemente sobre cómo muchas veces se ha entregado temporalmente custodia sin considerar adecuadamente qué sucederá después cuando regresen esos menores con sus padres biológicos.
Con lágrimas contenidas expresa su impotencia ante esta situación desgarradora mientras continúa cuidando activamente a los demás niños afectados.
Esfuerzos Fallidos hacia Rehabilitación
Betiana también es madre y abuela; comparte cómo ha intentado ayudar repetidamente tanto ella como otros familiares llevando varias veces a Rocío —madre biológica— hacia centros especializados buscando rehabilitación pero lamentablemente nunca logró salir adelante debido principalmente falta voluntad propia según cuenta Betiana:
“Estuvimos siempre ahí apoyándola”, concluye mientras reflexiona sobre lo difícil e injusto vivido hasta ahora tras esta tragedia tan evitable si hubiera habido intervención oportuna.
Este caso resalta urgentemente necesidades críticas dentro sistemas sociales destinados proteger infancias vulnerables donde fallas pueden tener consecuencias fatales si permanecen ignoradas o desatendidas.