La Importancia de la Participación Familiar en la Educación
reflexiones sobre la Involucración de los Padres en el Proceso Educativo
El célebre poema de José Pedroni, que Mercedes Sosa interpretó con gran sensibilidad, evoca una profunda conexión entre los padres y sus hijos. La frase «Haz con tus propias manos / La cuna de tu hijo» resuena como un llamado a involucrarse activamente en las etapas cruciales del desarrollo familiar. Este mensaje subraya la importancia de no delegar a otros lo que es esencial y único en nuestras vidas.
Experiencias Personales en el Jardín Infantil
Recuerdo claramente mis vivencias durante los años del jardín infantil de mis dos hijos, quienes asistieron a una escuela pública en Buenos aires. La directora, Patricia, se destacaba por su carisma y eficiencia; muchas maestras compartían estas cualidades.Sin embargo, había un aspecto institucional que nos resultaba desconcertante: se nos invitaba a participar en actividades como jugar o contar cuentos con nuestros hijos, como si esas interacciones no ocurrieran ya naturalmente en casa. En lugar de preguntar qué esperábamos nosotros como padres del jardín infantil o escuchar nuestras ideas sobre cómo mejorar la experiencia educativa, parecía que el enfoque estaba más centrado en enseñarnos cómo disfrutar del tiempo con nuestros pequeños.
Desafíos Durante la Educación Primaria
La transición a la escuela primaria también fue reveladora.En ese contexto político polarizado conocido como «la grieta», notamos que la directora mostraba una inclinación hacia un lado específico del espectro político y enfatizaba constantemente el papel fundamental del Estado cercano para garantizar una educación adecuada. sin embargo, esta cercanía no se traducía necesariamente en oportunidades para dialogar; intuyo que si hubiéramos compartido un café (o mate), habría sido más fácil discutir sobre las expectativas educativas y el modelo pedagógico ideal para nuestros hijos.
El Secundario: Una Realidad Distinta
En cuanto al nivel secundario,nuestra experiencia fue diferente al asistir a un colegio público considerado «de élite». Aquí parecía que los padres éramos invisibles porque los adolescentes ya eran considerados lo suficientemente grandes e independientes. Aunque esto era parcialmente cierto, no significaba que debíamos permanecer al margen; teníamos observaciones valiosas sobre las fortalezas y debilidades percibidas dentro de esa institución educativa. Nuestra participación se limitó principalmente al acompañamiento durante el primer día de clases y nuevamente al final del ciclo escolar; además tuvimos que recurrir a tutores privados para materias donde algunos docentes exigían mucho pero ofrecían poco apoyo educativo.
este recorrido personal invita a reflexionar sobre nuestra responsabilidad colectiva como padres: construir activamente el futuro educativo junto con nuestras instituciones escolares es fundamental para asegurar una formación integral para nuestros hijos.
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