La Nueva Estrategia de Paz en Gaza: Un Desafío para Trump y el Medio Oriente
El presidente Donald Trump fue recibido con aplausos y elogios durante su discurso en el Parlamento israelí,donde celebró lo que considera un éxito de su política de «paz a través de la fuerza» en Gaza. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que alcanzar una solución duradera al conflicto en esta región requiere más que solo la aprobación del gobierno israelí; necesita aliados estratégicos que no siempre son obedientes.
La Cumbre Inesperada
La situación se complicó cuando se supo que Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina, no había sido invitado a la cumbre programada en Sharm el-Sheij. Ante las críticas, Egipto decidió invitarlo a última hora. Este evento recordaba un episodio anterior cuando Trump le negó una visa para hablar ante la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el reconocimiento del Estado palestino.
Para equilibrar las cosas tras aceptar la invitación egipcia, Trump extendió una invitación al primer ministro israelí Benjamín Netanyahu sin consultar previamente con otros líderes árabes. Netanyahu aceptó rápidamente.
Tensiones Aéreas: El Vuelo Turco
Sin embargo, surgieron tensiones inesperadas. El presidente turco Recep Tayyip Erdoğan dejó claro que no aterrizaría en Egipto si Netanyahu asistía a la cumbre. Su avión sobrevoló durante más de una hora el Mar Rojo hasta que netanyahu anunció su decisión de no asistir debido a festividades religiosas judías.
Estados Unidos enfrenta ahora un dilema crucial: necesita urgentemente el apoyo militar y político de Turquía —un aliado clave dentro de la OTAN— para estabilizar Gaza junto con Egipto y Qatar. Estos países jugarán roles fundamentales como fuerzas internacionales musulmanas encargadas de evitar un posible estallido civil entre Hamás y los clanes armados por Israel tras los conflictos recientes; solo ayer se reportaron 27 muertes relacionadas con estos enfrentamientos.
Un Futuro Incierto
Turquía ha sido parte esencial del proceso hacia la paz junto con Estados Unidos y Qatar; juntos firmaron acuerdos destinados a garantizar que Israel evite nuevos bombardeos sobre Gaza. Los próximos pasos son críticos: negociar condiciones para desarmar a Hamás y establecer un marco bajo supervisión internacional para asegurar una paz duradera.
La victoria diplomática lograda por Trump tanto en Jerusalén como en Sharm el-sheij es vital para mantener presión sobre todas las partes involucradas mientras avanzan hacia lo que muchos llaman «El Día Después». Este término hace referencia al complejo proceso posterior al conflicto donde deben abordarse cuestiones delicadas como el desarme total del grupo militante Hamás y retirar completamente las fuerzas israelíes.
La Rehabilitación Necesaria
A diferencia del primer capítulo centrado principalmente en rescatar rehenes, esta segunda fase implica rehabilitar Gaza misma. Muchos ciudadanos israelíes consideran aceptable haber pagado un alto precio por recuperar a sus compatriotas; sin embargo, surge una pregunta crítica: ¿estarán dispuestos a regresar al campo militar después?
La presencia esperada tanto de Netanyahu como Abbas debería haber proporcionado claridad respecto al futuro inmediato; sin embargo, poco después se anunció oficialmente su declinación debido a compromisos religiosos inminentes.
Una Nueva Dinámica Regional
independientemente del motivo real detrás del cambio repentino en los planes de Netanyahu, parece evidente que esta cumbre organizada por Donald Trump busca dejar claro que Israel ya no tiene control absoluto sobre Gaza ni puede actuar unilateralmente ante situaciones tan complejas.
Trump enfatizó recientemente ante legisladores israelíes: «Israel ha logrado todo lo posible mediante fuerza militar; ahora es momento convertir esas victorias contra terroristas en oportunidades reales para alcanzar paz y prosperidad».
Gaza ya forma parte integral del ambicioso plan regional propuesto por Trump —que incluye incluso acercamientos hacia Irán— buscando crear un «Gran medio Oriente» capaz no solo participar activamente sino también beneficiarse económicamente mediante proyectos masivos destinados a reconstruir áreas devastadas por conflictos pasados. para lograrlo necesitará aliados comprometidos como Turquía o Arabia Saudita quienes comparten intereses similares pero cuya cooperación dependerá aún más allá simplemente órdenes directas desde Washington o Jerusalén.
