Renuncia en el Conicet: Un Conflicto entre Ciencia y Política
En una contundente carta de dos páginas dirigida al presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Manuel García Solá, un abogado con experiencia en el ámbito agrícola y ex funcionario del gobierno de Carlos Menem, criticó a esta entidad por forzarlo a renunciar a su puesto ad honorem en el directorio del Conicet. Hasta este miércoles, García Solá representaba la «pata productiva» correspondiente a la mesa de enlace del sector agropecuario. En declaraciones a Clarín, explicó que su dimisión se debió a sus objeciones sobre las restricciones que el Gobierno busca implementar para la incorporación de nuevos investigadores científicos. “Hay una preocupación por un sesgo político-ideológico que está afectando la dirección actual”, afirmó.
La Controversia Detrás de Su Renuncia
La controversia gira en torno a los comentarios realizados por Guillermo Francos, quien lidera la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología Productiva bajo la Jefatura de Gabinete. Este revuelo se originó tras una entrevista que García Solá concedió recientemente al programa conducido por Jairo Straccia en Radio con Vos.
Para comprender mejor esta situación —su salida del Conicet y su misiva dirigida a la SRA— es recomendable revisar las 1.738 páginas del primer informe presentado ante el Congreso por Francos el 4 de septiembre. En particular, es crucial prestar atención a la pregunta número 177, donde se indaga sobre los obstáculos que enfrenta el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) debido al escaso presupuesto asignado al sector.
Francos informó brevemente que “el total recomendado para ingresos en las Carreras del Investigador Científico (CIC) y Personal de Apoyo (CPA) hasta el 10/12/23 asciende a 845”.
Sin embargo, lo realmente sorprendente no fue solo esa cifra; lo notable fueron las condiciones adicionales impuestas por Francos respecto al ingreso: “La aceptación dependerá tanto del crédito disponible como también de los planes presentados”.
Esta declaración generó sorpresa e indignación entre miembros cercanos a García Solá e impulsó su decisión final. Desde la SRA no han emitido comentarios oficiales sobre este asunto.
García Solá argumenta que su renuncia se basa principalmente en desacuerdos sobre cómo se evalúan becarios e investigadores dentro del organismo científico: “Ya hay 845 seleccionados tras un riguroso proceso evaluativo realizado por más de 150 comisiones. Sin embargo, según lo indicado en respuesta 177 desde Secretaría [de Innovación], estos serán admitidos únicamente cuando haya presupuesto disponible y sus proyectos sean considerados pertinentes”, explicó.
“Esto implica una nueva evaluación posterior al análisis científico inicial”, añadió con preocupación acerca del posible filtro ideológico aplicado durante este segundo proceso.
El Contexto Político-Científico
El descontento manifestado hacia las políticas gubernamentales resuena profundamente dentro del directorio del Conicet debido al carácter autónomo que poseen estas entidades públicas según establece el Sistema Argentino de Información Jurídica (SAIJ). Aunque están sujetas al control administrativo centralizado, mantienen independencia operativa esencial para cumplir sus funciones científicas sin interferencias externas.
García Solá sostiene firmemente que cualquier nuevo proceso evaluativo podría estar influenciado negativamente por criterios discriminatorios basados más en intereses políticos o ideológicos que científicos.
En su carta fechada el 6 noviembre dirigida específicamente hacia Nicolás Pino —presidente actual della SRA— García Solá hace referencia directa al artículo 14 del decreto reglamentario vigente para destacar cómo ha actuado siempre conforme dicho mandato: «Los miembros actuarán con independencia», enfatizando así su compromiso con una política científica libre e imparcial frente cualquier tipo presión externa o interna relacionada con creencias personales o políticas.
A medida que avanza su misiva crítica hacia las decisiones recientes tomadas desde arriba —que considera perjudiciales para avanzar tecnológicamente— menciona ejemplos concretos como colaboraciones interinstitucionales destinadas mejorar prácticas agrícolas mediante investigación avanzada; esfuerzos frustrados debido cambios abruptos administrativos recientes.
Finalmente concluye señalando: «Las renuncias suelen tener motivos subyacentes… No me incluyo dentro esa categoría… Quise dejar claro mi desacuerdo respecto razones detrás solicitud».
Este episodio pone nuevamente sobre la mesa tensiones existentes entre ciencia pura versus intereses políticos; un dilema recurrente cuya resolución sigue siendo incierta mientras continúan desarrollándose estos acontecimientos críticos dentro ámbito científico nacional.