Irregularidades en Laboratorios: Revelaciones Alarmantes sobre HLB Pharma y ramallo
Un Mensaje Preocupante que Resuena en la Investigación
La frase que ha captado la atención de los fiscales durante la indagatoria de Ariel García Furfaro, junto a otros 16 directivos y empleados de HLB Pharma y Laboratorios Ramallo, es inquietante: “hasta que no pase algo grave, parece que no van a escarmentar”. este comentario fue hallado en el celular de Wilson Pons, jefe del Control de Calidad en Ramallo, dentro de un chat con Rocío Garay —supervisora del área— fechado el 19 de mayo de 2024. Este intercambio pone al descubierto que las irregularidades en el laboratorio se remontan mucho antes del lote 31.202, el cual resultó contaminado con bacterias y se administró a 96 pacientes fallecidos.
Declaraciones Clave y Avances Judiciales
En este contexto judicial, entre jueves y viernes pasados declararon García Furfaro y otras nueve personas detenidas. A partir del lunes comenzarán las indagatorias para las siete restantes que están libres pero se sospecha tuvieron roles significativos en la producción del fentanilo contaminado. Se espera que Pons declare el miércoles próximo.Durante su declaración prolongada por casi seis horas, García Furfaro afirmó desconocer las irregularidades operativas dentro de su planta, argumentando que tales cuestiones eran responsabilidad exclusiva del personal técnico contratado. Sin embargo, los mensajes intercambiados por WhatsApp sugieren una falta alarmante en la aplicación adecuada de Buenas Prácticas de Fabricación (BPF), esenciales para una industria farmacéutica crítica.
Hallazgos Críticos sobre calidad e Irregularidades
El informe elaborado por ANLIS-Malbrán respecto al batch record (registros) relacionado con los lotes cuestionados también corroboró serias irregularidades. Los expertos identificaron problemas significativos como fallos en el cierre adecuado de envases; además, ampollas rechazadas por control automático eran revisadas manualmente para su recuperación.
Los chats revelan preocupaciones específicas sobre la calidad del fentanilo producido. El 6 de mayo un miembro del grupo WhatsApp alertaba: “El fentanilo dio mal; hay que repetirlo mañana”. En otro intercambio entre Pons y un colega los días 16 y 17 diciembre se discutía acerca de concentraciones inusuales: “Comparando con el producto terminado daba un porcentaje erróneo”, lo cual generaba dudas sobre la calibración adecuada del espectrofotómetro utilizado para detectar impurezas.
Además, según los fiscales hay evidencia suficiente indicando falsificación intencionada en registros relacionados con varios medicamentos producidos tanto por HLB como por Ramallo.
La Cultura Organizacional Dañina
En diciembre pasado tuvo lugar una inspección realizada por ANMAT debido a sospechas relacionadas con incumplimientos normativos graves. Carolina Ansaldi —directora técnica— enfatizó la necesidad urgente e imperativa para completar registros faltantes porque «no hay bach» correspondiente a ciertas producciones realizadas sin documentación adecuada.Javier Tchukran —director general— intervino advirtiendo sobre prácticas inadecuadas: “Ven lo peligroso que es hacer cosas dibujadas; después nos enfrentamos a estas situaciones”. Varios mensajes posteriores evidencian cómo reconstruían registros posteriormente utilizando datos ficticios o información extraída erróneamente desde lotes anteriores.
Las imágenes encontradas durante las investigaciones muestran condiciones deplorables dentro del laboratorio; materiales expuestos al clima adverso e insectos fueron documentados como parte integral del entorno laboral descuidado. Una empleada incluso alertaba sobre reactivos dejados afuera bajo condiciones climáticas extremas: «Pudo haber explotado eso tranquilamente».
tras estallar este escándalo mediático relacionado con prácticas laborales irresponsables dentro laboratorios críticos donde se producen medicamentos vitales para pacientes críticos —en terapia intensiva— surgen más problemas evidentes desde cortes eléctricos hasta condiciones insalubres generalizadas reflejando un estado total descontrolado dentro instalaciones encargadas producir tratamientos médicos esenciales.Este caso subraya no solo fallos individuales sino también una cultura organizacional profundamente dañina donde priman intereses económicos antes que estándares éticos o sanitarios necesarios proteger vidas humanas.