Es posible que, al inicio de la proyección de Mi amigo el pingüino, un padre, madre, tío o abuelo se sienta inquieto cuando João (Jean Reno), un pescador de un apartado pueblo costero en Brasil, pierde a su pequeño hijo en una tormenta mientras navega. Sin embargo, no hay motivo para alarmarse; este trágico momento se presenta de una forma que no perturbará a los más jóvenes.
Aunque la muerte es un tema complicado incluso para los adultos, lo que sigue en Mi amigo el pingüino es una conmovedora historia de resiliencia basada en hechos reales. Esto se evidencia especialmente en las escenas finales donde aparecen el verdadero João y DinDim, el pingüino.
Un Encuentro Inesperado entre un Pescador y un Pingüino
La curiosidad puede surgir sobre cómo podría darse la interacción entre un pescador brasileño y un pingüino. La migración juega aquí un papel crucial; años después del fallecimiento de su hijo, João encuentra a DinDim empetrolado en las costas brasileñas.
A partir de ese momento, João le brinda ayuda y cuidados al animalito. Cada año, DinDim realiza una travesía impresionante: nada aproximadamente 8.000 kilómetros desde Puerto Pirámides en Chubut hasta llegar a este rincón del mundo. Durante su estancia con João recibe alimento e incluso tiene su propio refugio temporal antes de regresar al frío patagónico.
No obstante, como toda buena película necesita conflicto para avanzar la trama; así surge uno cuando DinDim es rescatado durante una expedición hacia Argentina por expertos que incluyen a Nicolás Francella y Alexia Moyano. Al colocarle una etiqueta identificativa al ave durante esta intervención médica se desata la viralización del viaje anual del pingüino; esto lleva a sus superiores a decidir que cuando regrese a Chubut será sometido a análisis para comprender mejor su inusual comportamiento migratorio.
Cambio Radical para Jean Reno
Aquí encontramos a Jean Reno interpretando un rol completamente diferente al habitual; recordemos sus papeles anteriores como aquel hombre enamorado de una planta (y también de Natalie Portman) en El perfecto asesino. En esta ocasión comparte pantalla con Adriana Barraza, conocida por su actuación destacada en Babel. Su personaje inicialmente muestra reticencia ante la llegada del pequeño penguín pero luego demuestra comprensión y apoyo hacia su pareja frente al nuevo inquilino peludo.
Pese a no ser revolucionaria ni excepcional, Mi amigo el pingüino -que toma algunas licencias creativas como cambiar la profesión original de João- ofrece todos los elementos típicos esperados: caos provocado por DinDim junto con vistas pintorescas del pueblo desde sus ojos inocentes y claro está temas ecológicos subyacentes presentes durante toda la narrativa.