Yiya: La Historia de una Asesina en Netflix
Un retrato Impactante de Yiya Murano
«Voy a relatar todo por última vez y, por primera vez, confesaré que no he matado a nadie». Así comienza la serie «Yiya», que se ha estrenado recientemente en Netflix, con una actuación magistral de Cristina Banegas interpretando a una anciana Yiya Murano. Este drama de cinco episodios ofrece un vistazo profundo y provocador a la vida de la conocida «Asesina de Montserrat».
No es mi intención alabar excesivamente el trabajo de Banegas; sin embargo, debo mencionar que su interpretación me recordó inmediatamente a una conversación que mantuve en 2022 con Diego Peres, el juez que condenó a Yiya Murano por tres homicidios comprobados. A pesar del tiempo transcurrido desde su juicio, Peres aún se mostraba sorprendido por la forma en que esta mujer se presentó ante él durante las audiencias.
Cuatro décadas después del juicio inicial contra Mercedes Bernardina bolla Aponte de Murano (su nombre completo), Peres recordaba vívidamente cómo ella había estado aislada durante tres días antes del juicio y había cumplido 49 años tras las rejas.
Un Juicio Inolvidable
El 24 de mayo de 1979 fue un día crucial. Después de horas declarando sin mostrar signos visibles de nerviosismo, Yiya miró al juez y al secretario Juan Carlos Rodríguez Basavilbaso y pronunció: «Está bien, voy a decir la verdad». En ese momento, todos contuvieron el aliento esperando una confesión sobre los asesinatos confirmados: Nilda Adelina gamba (64), Carmen del Giorgio Venturini (64) y Leila Formisano Ayala (59). sin embargo, lo inesperado ocurrió cuando señaló un crucifijo en la pared diciendo: «Esa es mi única verdad».
Peres me compartió cómo esa escena lo dejó impactado. “Terminamos exhaustos”,recordó. “Ella permanecía imperturbable; era difícil olvidar su presencia dominante”. Su convicción sobre la culpabilidad innegable de Murano nunca flaqueó.
En cuanto al elenco actual, Julieta Zylberberg encarna brillantemente a una joven Yiya mientras Pablo rago interpreta al periodista encargado de entrelazar su historia desde un geriátrico donde vive ahora afectada por Alzheimer.
La Verdad Detrás del Mito
La serie presenta aspectos verídicos sobre Yiya Murano pero también toma ciertas licencias creativas. Aunque siempre negó haber cometido los crímenes pese a las abrumadoras evidencias en su contra —incluyendo testimonios detallados— hay elementos narrativos que merecen ser aclarados.
Como periodista especializada en crónicas policiales con curiosidad insaciable —que espero conservar— decidí investigar los archivos judiciales relacionados con este caso hace algunos años. Encontré nueve cuerpos documentales llenos hasta casi dos mil páginas repletas tanto con complejas pericias químicas como testimonios reveladores sobre sus amantes e incluso fragmentos escritos donde ella citaba frases inspiradoras como “Ama y haz lo que quieras” atribuida a San Agustín.
La serie refleja fielmente muchos aspectos oscuros pero también omite detalles significativos para quienes conocen el caso más allá del dramatismo televisivo. Por ejemplo, aunque tuvo varios amantes identificables dentro del expediente judicial —uno era médico— no vivía rodeada del lujo sino más bien en un departamento modesto descrito como gris por trabajadores sociales tras su arresto.
Además falta mencionar figuras clave como el portero testigo quien observó momentos cruciales antes del arresto cuando vio entrar rápidamente a Yiya cargando frascos sospechosos.
Una Vida Llenas De Contradicciones
Es importante señalar también cómo ella misma buscaba hacerse famosa vendiendo su historia directamente desde las redacciones periodísticas; recuerdo haberla visto varias veces frente al diario Clarín intentando captar atención mediática para sus relatos personales.
A pesarde estas omisiones o alteraciones narrativas menores respecto al contexto real vivido por esta figura controvertida —quien estafó e hirió emocionalmente incluso a sus seres cercanos— «Yiya» logra capturar adecuadamente tanto sus entradas y salidas carcelarias como su obstinación constante proclamando inocencia frente pruebas contundentes acumuladas contra ella durante años.
La producción evita caer en clichés comunes asociados con historias criminales típicas; nunca queda claro si utilizó dulces o tés para llevar acabo estos crímenes entre febrero y marzo 1979 pero está claro: algo sucedió fatalmente entre esas fechas fatídicas.
Al igual que el juez Peres sigo reflexionando acerca no solo dela asesina sino también dela mujer atrapada dentro dede tradiciones familiares restrictivas donde actuaba según le dictaban tiempos pasados sin empoderamiento femenino alguno disponible entonces.
Hoy sería fascinante ver cómo reaccionaría ante esta representación moderna disponible ahora mismoen Netflix; eso tampoco tengo dudas.
