El Amor como Motor de Resistencia en Tiempos de Guerra
La Historia de Iryna Tsvila: Un Legado de Belleza y Valor
Iryna Tsvila, una apasionada jardinera y artista, cultivaba rosas en su hogar en Brovary, una localidad cercana a Kiev.Además, dedicaba su tiempo a crear joyas únicas utilizando flores secas y resina epóxica. Su objetivo era preservar la vibrante coloración de los pétalos y resaltar la delicadeza de cada flor para compartir su belleza con quienes la rodeaban. Su afición por la fotografía le valió el apodo “Linza”,que significa “lente”,cuando se unió al batallón Sich como paramédica en 2015.
Como veterana del conflicto inicial entre Rusia y ucrania,Iryna luchó valientemente en Sloviansk y Pisky,ubicadas en la región de Donetsk. Con el estallido del conflicto el 24 de febrero de 2022,decidió tomar las armas para defender Kiev. Trágicamente, perdió la vida al día siguiente durante intensos combates en Dymer; se supo que los ocupantes rusos atacaron su vehículo con explosivos. Su esposo Dmytro también falleció junto a ella.
La pérdida de Iryna marcó un hito doloroso dentro del círculo cercano de amigos. Al liberarse Kiev más tarde, fue desgarrador comprender que ella nunca conocería esta primera victoria ucraniana ni vería cómo sus queridas rosas quedaban desamparadas junto a su hija adulta. En honor a su memoria, una calle en Brovary lleva su nombre; esta vía pasa por el Centro Cultural «Prometeo», donde aún se celebran conciertos infantiles durante la guerra y resuenan las risas infantiles—un símbolo del amor por la vida que Iryna tanto valoraba.
La Guerra desde una perspectiva Humana
A pesar del sufrimiento físico que había experimentado debido a problemas lumbares previos al conflicto, lo más impactante es cómo recordamos a Iryna: no solo como una víctima sino como un ser humano lleno amor por sus flores y seres queridos. Reflexionando sobre esto nos damos cuenta nuevamente que las guerras no son impulsadas únicamente por odio; cuando se trata de defender lo esencial—el derecho a vivir—la motivación proviene del amor.
Aunque hay abundancia de odio e ira durante los conflictos bélicos, nuestra defensa no puede basarse únicamente en estos sentimientos negativos hacia el enemigo. El odio genera agresión mientras que solo podemos luchar desde un lugar profundo donde reside nuestro amor: amor hacia nuestras raíces culturales e identidades personales.
Este sentimiento abarca todo lo relacionado con nuestro entorno: nuestros jardines descuidados o las paredes desgastadas donde hemos vivido momentos significativos; también incluye aquellos seres queridos atrapados detrás líneas enemigas o incluso aquellos desplazados lejos del hogar debido al conflicto armado.
El deseo colectivo por regresar a tiempos pasados—cuando todos estaban vivos juntos—es uno poderoso entre los ucranianos hoy día.
Una Visión Dual: Ruinas vs Recuerdos
Los observadores internacionales pueden ver Ucrania devastada como un paisaje apocalíptico lleno ruinas horrendas; sin embargo, para los ucranianos este mismo territorio evoca recuerdos entrañables llenos nostalgia sobre lo que alguna vez fue hogar.
Es similar al regreso tras años ausente al vecindario infantil donde ya no ves asfalto agrietado sino cada piedra familiar bajo tus pies; recuerdas columpios olvidados donde volabas alto hacia el cielo o paredes viejas repletas sueños perdidos pero aún presentes dentro tu corazón.
A pesar desolación actual provocada por guerra prolongada contra Rusia—aún hay esperanza porque estas memorias son parte integral identidad nacional ucraniana misma—aquello nos impulsa seguir adelante ante adversidades extremas porque ese amor es nuestra única verdadera posesión duradera.
Nadie amará tu infancia tanto como tú mismo ni luchará tan ferozmente por tus recuerdos más preciados porque esos son tuyos exclusivamente.
Reflexiones Poéticas sobre Amor y Resiliencia
Los ciudadanos ucranianos han comprendido rápidamente cuán destructivo puede ser dejarse llevar por el odio perpetuo hacia enemigos externos; aunque pueda parecer tentador sucumbir ante tales emociones negativas eventualmente uno se cansa pero jamás deja atrás esa capacidad innata amar profundamente aquello perdido o amenazado.Artur Dron—aquel joven poeta quien defendió Ucrania desde trincheras mientras escribía versos conmovedores acerca resiliencia humana frente adversidad extrema—captura perfectamente esta esencia:
«El amor nunca cesa.»
Así concluye Artur Dron reflexionando sobre cómo muchos van a guerra impulsados rabia pero mueren defendiendo aquello amado profundamente: hogares familiares olvidados o ciudades desaparecidas bajo bombardeos constantes.En última instancia queda claro que aunque haya profecías sombrías siempre habrá espacio para renacer gracias fuerza inquebrantable proveniente puro afecto humano compartido entre nosotros mismos aun frente desafíos insuperables impuestos guerras interminables.
Tetiana Ogarkova es crítica literaria profesora Universidad Nacional «Academia Kyiv-Mohyla».Este artículo forma parte proyecto «Cartas De Ucrania» campaña solidaridad latinoamericana ¡Aguanta Ucrania! colaborando PEN Ucrania UkraineWorld Instituto Ucraniano.*