Japón: Un Viaje Inesperado y Culturalmente Impactante
La llegada a un mundo diferente
De todos los destinos que he explorado, Japón se destaca como el más singular. Esta impresión me asaltó al salir de un bar,envuelto en una nube de humo,solo para darme cuenta de que en áreas como Shinjuku estaba prohibido fumar al aire libre.
Mi aventura comenzó en abril de 2018, cuando mi novia Meju encontró una oferta sorprendente en línea. Sin planearlo, aterrizamos justo durante la temporada del sakura, uno de los espectáculos naturales más impresionantes del mundo. Desde el aeropuerto de Narita, la experiencia se tornó inusual: un equipo de televisión nos abordó para preguntarnos sobre nuestra visita a Japón. Inicialmente creímos que era parte del control migratorio; sin embargo, resultó ser un programa peculiar que entrevistaba a turistas.
Encuentros inesperados
Poco antes del vuelo hacia Tokio, había agregado a Facebook al creador de «Alex Kidd in Miracle World», un videojuego icónico de los años 80 que marcó mi infancia y cuya historia había adaptado en una novela. Cuando me preguntaron por qué visitaba Japón, respondí sin dudar: “Vengo a conocer al creador de Alex Kidd y explorar la posibilidad de publicar mi novela aquí”.
Los periodistas japoneses no estaban familiarizados con el juego; cuando mencioné que para mí Alex Kidd era tan importante como Maradona lo es para muchos argentinos, sus ojos brillaron con sorpresa. A pesar del interés inicial por nuestra historia personal y su deseo de seguirnos durante nuestra estancia para evaluar si valía la pena incluirla en su programa más adelante.
Sin embargo, lo que comenzó como una entrevista amistosa pronto se convirtió en una intensa cobertura mediática. Teníamos dos objetivos claros: visitar editoriales locales para presentar mi novela y reunirnos con representantes de Sega antes del esperado encuentro con su creador —quien ya no trabajaba allí desde hacía años—.
Desafíos culturales
Cada vez que llegábamos a las editoriales programadas según las indicaciones del equipo televisivo —que elaboraban guiones ficticios sobre cómo debía proceder— enfrentábamos rechazos tras rechazos debido a la falta previa de citas confirmadas. En cada negativa recibida recordaban constantemente: “Japón no es Argentina”. A pesar del desánimo acumulado tras varios intentos fallidos —donde incluso sonrisas amables eran seguidas por respuestas negativas— seguía esperando ese giro milagroso donde finalmente lograría presentar mi obra.
finalmente decidí aceptar visitar las oficinas centrales de Sega bajo la condición explícita deque ellos gestionaran previamente una cita formal. “así funcionan las cosas aquí”, me dijeron mientras sentían satisfacción por haberme hecho entender esta norma cultural esencial.
Al llegar allí fui conducido a una sala donde pude hablar sobre mis sentimientos hacia Alex Kidd ante ejecutivos japoneses; sin embargo, sus respuestas fueron decepcionantes: afirmaron poseer aún los derechos sobre el personaje pero no tenían planes inmediatos para relanzarlo ni mostraron interés alguno por mi novela.
La búsqueda continua
Después varios intercambios frustrantes e intensos debates acerca del valor cultural detrás del personaje clásico frente al popular Sonic —que consideré inferior— logré obtener algo parecido a atención cuando uno pidió deliberar internamente sobre mis propuestas creativas relacionadas con Alex Kidd.
A medida que avanzaban nuestras conversaciones surgió la posibilidad inesperada: el creador original aceptaría reunirse conmigo antes nuestro regreso si lograba convencerlo aparecer ante las cámaras aunque fuera parcialmente cubierto o difuminado digitalmente debido a su reticencia hacia lo público.
La reunión fue enriquecedora; compartimos ideas mientras disfrutábamos juntos onigiri —el famoso arroz japonés— evocando momentos nostálgicos relacionados con el juego clásico mientras discutíamos posibilidades futuras alrededor tanto mis escritos como su legado creativo dentro industria actual japonesa contemporánea .
un nuevo capítulo
Pasados casi dos años viviendo en Praga durante plena pandemia global recibí sorpresivamente un correo electrónico desde aquel programa japonés perdido entre recuerdos pasados queriendo saber cómo estaba yo y si continuaba junto Meju . El Covid-19 había dejado vacíos creativos significativos ,así decidieron enviar corresponsales locales interesados realizar nuevas entrevistas .
Las grabaciones comenzaron nuevamente , esta vez filmando escenas cotidianas donde fingía sorpresa ante cámaras apareciendo repentinamente . Durante esas interacciones también les hablé acerca proyectos literarios actuales aunque lamentablemente seguían inéditos hasta entonces .
Conforme avanzamos juntos compartiendo anécdotas personales , descubrimos conexiones humanas profundas entre culturas distintas ; incluso fuimos invitados cenar por uno artistas visuales checos quienes nos sorprendieron gratamente mostrando hospitalidad genuina típica japonesa .
Finalmente llegó ese día tan esperado : ¡el programa saldría al aire! Pero irónicamente nunca pude verlo ya fuera porque residía fuera país o simplemente porque nunca llegó realmente emitirse . Sin embargo guardo aún esos recuerdos vívidos llenos emociones intensas vividas durante esa travesía inolvidable llena sorpresas inesperadas .
