Daniel Ortega: Un Aniversario en la Sombra del Poder Familiar
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, celebra este martes su 80 cumpleaños mientras transfiere gradualmente el poder a su esposa y copresidenta, Rosario Murillo, de 74 años. Este proceso incluye también a sus hijos,destacando a Laureano Ortega Murillo,quien se encarga de las relaciones con potencias como China y Rusia y es visto por algunos sectores opositores como el «delfín» del régimen.
Un Legado Controversial
Ortega ha sido una figura dominante en la política nicaragüense durante tres décadas. Sin embargo, al llegar a este hito personal se encuentra distanciado de los antiguos líderes revolucionarios que lo acompañaron durante su primer mandato (1979-1990). Muchos de estos excomandantes guerrilleros son ahora considerados «traidores» por Ortega debido a sus críticas hacia el actual gobierno.
Su presencia pública ha disminuido notablemente; rara vez viaja fuera del país —excepto para visitas breves a cuba y Venezuela— y no ha realizado giras por los 153 municipios nicaragüenses desde hace años. Su única aparición reciente fue en Managua bajo un fuerte despliegue policial.
Para conmemorar su cumpleaños,Murillo lanzó la etiqueta «#TodosSomosDaniel»,una frase que resuena con fuerza desde el acto del 46 aniversario del triunfo sandinista celebrado el pasado 19 de julio. Algunos analistas interpretan esto como un indicio sobre la posible sucesión familiar en el poder.
La Evolución Hacia un Régimen Dinástico
Óscar René Vargas,analista político nicaragüense exiliado,sostiene que nicaragua está experimentando una transición significativa: del ‘orteguismo’ al ‘murillismo’. Según Vargas, esta nueva etapa busca consolidar la sucesión familiar «a cualquier costo».
Un estudio reciente realizado por el Centro de Estudios Transdisciplinarios de Centroamérica (cetcam) señala que Nicaragua se ha transformado en una «dinastía familiar», donde Ortega y Murillo han intentado eliminar cualquier amenaza potencial al régimen. El secretario de Estado estadounidense marco Rubio comentó sobre esta situación durante su visita a costa Rica: “Han tratado sistemáticamente de desmantelar todo lo religioso e institucional que pueda desafiar su autoridad”.
La reforma constitucional que elevó a Murillo al cargo de copresidenta no solo garantiza la continuidad del poder dentro de la familia Ortega-Murillo sino que también transforma radicalmente tanto el sistema político como las estructuras estatales hacia un modelo totalitario completamente subordinado a sus intereses personales.
Purgas Internas y Consolidación Familiar
La designación reciente de Murillo coincidió con caídas significativas dentro del círculo cercano al presidente; figuras históricas como Bayardo Arce y Álvaro Baltodano están siendo investigadas por corrupción. Estas purgas internas son vistas por Vargas como parte integral del proceso para asegurar una transición dinástica sin oposición interna.
No solo Rosario tiene más influencia; sus hijos también han asumido roles clave dentro del gobierno. Laureano es responsable ante aliados estratégicos como China y Rusia; Daniel Edmundo coordina ahora el Consejo de Comunicación y Ciudadanía —un puesto anteriormente ocupado por su madre— mientras Maurice gestiona asuntos deportivos y Camila apoya iniciativas relacionadas con moda emprendedora.
Ambos padres e hijos operan bajo un mismo discurso: “Todos somos Daniel”, asegurándose así que cuando llegue el momento crítico para Ortega nadie esté dispuesto o sea capaz de desafiar este nuevo orden dinástico establecido.
Haydée Castillo, activista nicaragüense exiliada, concluye afirmando que tanto Ortega como Murillo han despojado al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) hasta convertirlo en una mera extensión empresarial familiar sin capacidad política real.
Este contexto revela cómo Nicaragua avanza hacia un futuro incierto bajo un liderazgo cada vez más concentrado en manos familiares mientras enfrenta desafíos internos significativos.
