Reflexiones sobre la Generosidad y el Recuerdo: Un Encuentro Inesperado
Un Día Especial en el Parque de los Patricios
El 20 de agosto de 2023, durante la celebración del Día de la Niñez, un personaje icónico apareció en las pantallas: Batman. En el Parque de los Patricios, frente al Hospital Garrahan, numerosas familias se congregaban para donar juguetes. La fila parecía no tener fin.Era domingo y, como es habitual, visité a mis padres. Mientras disfrutaba del almuerzo, vi a un periodista acercarse a las personas que esperaban para hacer sus donaciones.
Mientras masticaba lentamente y me tomaba mi tiempo para tragar cada bocado, una sensación incómoda comenzó a invadirme. ¿Realmente había buscado el control remoto? Quizás estaba exagerando; sin embargo, ese hombre disfrazado de superhéroe parecía interrumpir mi comida. Me pregunté por qué nunca hacía algo tangible como los demás; tal vez debería haber dejado el plato a un lado y participar activamente en lugar de observarlo todo desde la pantalla.
Sin embargo, este domingo fue diferente por una razón particular: recordé algo que había hecho años atrás —un mecanismo defensivo que me convenció— no estaba tan mal quedarme sentado con la televisión encendida.¿De verdad llegué a pensar eso? Hice memoria y comprendí que esto sucedió en 2014 cuando Manon me dijo que necesitaba un tiempo; era algo previsible que ambos habíamos estado evitando discutir. A pesar de ello, dolió profundamente.
La Generosidad del Garrahan
en ese mismo año 2014, la Fundación Garrahan logró recolectar 477 toneladas de tapitas plásticas —tres veces más que lo necesario para romper el récord Guinness previamente establecido por la fundación Sanar en Colombia— celebrando con música y risas gracias a una orquesta llamada Música para el Alma y varios payamédicos presentes. Como invitado especial estuvo Patch Adams —el médico conocido por su enfoque humorístico hacia sus pacientes e interpretado por Robin Williams en una famosa película— quien también recordé haber conocido años atrás.
Mientras observaba al periodista recorrer esa larga fila frente al hospital reflexioné sobre mis propias acciones pasadas; sentí como si hubiera hecho algo significativo también mientras tomaba un largo sorbo de jugo para ayudarme con los ravioles atorados entre mis pensamientos.
Recuerdos Evocadores
Manon no era payamédica pero había asistido alguna vez a un taller sobre clowning. En aquel entonces trabajaba en una oficina del microcentro cuando ella decidió sorprenderme con una visita inesperada; su mensaje decía «Estoy abajo». Mi corazón comenzó a latir rápidamente mientras pensaba cómo debía lucir antes de salir: me desabotoné ligeramente la camisa e intenté despeinarme un poco antes de decidir tomar las escaleras del edificio porque temía perder tiempo esperando al ascensor.
Cuando finalmente nos encontramos noté algo extraño: tenía los brazos detrás suyo ocultando algo importante. Al saludarla sacó un ramo hermoso lleno de rosas diciendo:
—Te las traje porque sabía que te ibas a sonrojar —y luego me dio un beso cálido.
Comenzamos nuestra conversación caminando juntos:
—¿qué haces aquí? —pregunté curioso.
—Vine solo para visitarte —respondió entre risas contenidas.
Su risa contagiosa hizo eco mientras mirábamos hacia atrás donde había alguien muy cerca observándonos:
—¿Quién es este tipo? ¿Por qué se ríe así?
Ella respondió sin dudar:
—Es mi sombra.
Confundido le pregunté nuevamente:
—¿Qué?
Y ella insistió:
—Mi sombra… ¿no recuerdas nada?
Era cierto; tenía problemas serios con mi memoria reciente…
Una Experiencia Transformadora
En noviembre del mismo año 2014 viví otra experiencia significativa relacionada con Manon cuando acompañó a una amiga payamédica al hospital Garrahan pidiéndome tomar algunas fotos durante su actividad voluntaria aunque inicialmente rechacé su invitación debido al dolor emocional tras mi separación reciente.
Finalmente accedí pero solo logré capturar tres imágenes antes sentirme abrumado por lo triste ambiente hospitalario lleno olores fuertes e imágenes desgarradoras detrás cada puerta cerrada donde niños luchaban contra enfermedades graves…
Fue entonces cuando escuché esa voz familiar llamándome desde lejos: Patch Adams estaba allí sonriendo ampliamente vestido coloridamente junto otros payasos dispuestos alegrar esos momentos difíciles dentro esas habitaciones frías llenas angustia…
Al acercarme él gesticuló invitándome entrar junto él dentro enorme pañal inflable… Y así comenzamos nuestro recorrido improvisado haciendo reír tanto niños como adultos olvidándose momentáneamente sus preocupaciones cotidianas…
Lo increíble fue cómo poco después empecé disfrutar nuevamente jugando libremente dejando atrás tristeza acumulada sintiendo alegría genuina compartida entre todos nosotros hasta formar caravana llena risas alrededor nuestro…
Esa tarde mágica quedó grabada profundamente dentro mí incluso encontrando fotografías guardadas años después recordándome siempre importancia conexión humana incluso ante adversidades personales enfrentadas diariamente…
Epílogo Reflexivo
Una noche oscura ella se levantó abruptamente encendiendo luz bruscamente interrumpiendo silencio placentero reinante habitación… sin previo aviso comenzó desarmarme emocionalmente utilizando herramientas metafóricas propias vida cotidiana dejándome vulnerable expuesto ante sentimientos reprimidos durante tanto tiempo…
A pesar miedo inicial experimentando incomodidad descubrí placer inesperadamente agradable permitiéndole continuar proceso transformación personal hasta llegar punto quiebre donde finalmente entendía necesidad reconstrucción interior necesaria seguir adelante sin temor volver armarse nuevamente aunque esta vez diferente forma más auténtica propia esencia vital recuperada tras tantas batallas libradas anteriormente…