Un Triunfo Argentino en la CanSat Competition: Innovación y Perseverancia
La emoción de un Logro Internacional
«Después de seis meses intensos, que han supuesto un gran desafío emocional y físico, es un inmenso orgullo haber ganado esta competencia«, expresa Rafael Dalzotto con la voz entrecortada mientras se dirige a Washington. Con lágrimas en los ojos, recuerda el momento en que él y su equipo celebraron su victoria al ritmo del himno argentino junto a otros dos equipos italianos, dando vueltas en auto por el estacionamiento del hotel donde recibieron sus premios.
dalzotto aún no puede asimilar completamente lo que significa haber alcanzado el primer lugar en la final de la CanSat Competition, una prestigiosa competencia internacional de ingeniería que simula una misión aeroespacial a pequeña escala. Este evento tuvo lugar recientemente en Virginia, Estados Unidos.
Detalles del Certamen
La CanSat Competition consta de cinco fases: solicitud, diseño preliminar, diseño crítico, lanzamiento y revisión posterior al vuelo.El objetivo principal es desarrollar y probar un prototipo de satélite miniatura. Organizada por la American Astronautical Society con el respaldo de la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio), cada edición presenta una misión diferente que requiere aproximadamente seis meses de trabajo arduo.
En esta ocasión participaron 67 equipos provenientes de 19 países; sin embargo, solo 40 lograron avanzar a las etapas finales presenciales.»Construimos un satélite del tamaño equivalente a una lata», explica Dalzotto. «Desde el inicio sentimos que representábamos a nuestro país; nuestro logo está lleno de símbolos nacionales. Además, nos apoyamos mucho en las experiencias compartidas por los participantes del año anterior».
Financiamiento e Integración del Equipo
¿Cómo financiaron su viaje? «La universidad nos ayudó considerablemente con las compras necesarias para los componentes. Para cubrir los gastos del viaje contamos con patrocinadores; algunas cosas urgentes las adquirimos nosotros mismos. nunca nos rendimos», responde dalzotto.
El equipo argentino está compuesto por estudiantes entre 21 y 24 años del Instituto tecnológico de Buenos Aires (ITBA), quienes provienen de diversas carreras como electrónica, industrial, mecánica e informática.La mayoría reside en diferentes localidades bonaerenses como Zárate o San Isidro; también hay representación mendocina.
«Nos conocimos cuando los participantes anteriores formaron este grupo entre octubre y noviembre», recuerda Dalzotto nostálgico.
Los miembros destacados incluyen: Ezequiel Bolzicco (Estructura), Daniela Maradei (Materiales), Thomas Marthi (hardware) junto con agustín Haarth y Santiago Agosti; Micaela Perillo se encargó del Software mientras Santiago Bolzicco supervisó Operaciones bajo la asesoría técnica Eduardo Barbier.
Un proyecto Ambicioso
Bajo el nombre “Students for the Exploration and Growth of Space” (SEDS ITBA), este grupo fue desafiado a experimentar todo el ciclo vital relacionado con sistemas aeroespaciales desde su concepción hasta su lanzamiento real.
El proyecto implicaba diseñar e integrar todos los componentes necesarios para construir un satélite miniatura capaz no solo de ser lanzado sino también operado efectivamente durante su descenso controlado tras alcanzar unos 700 metros gracias al cohete lanzador.
Para asegurar que cumplían más de 85 requisitos técnicos establecidos por las normas competidoras, implementaron herramientas interactivas basadas en hojas electrónicas para monitorear cada fase progresivamente.
Dalzotto señala uno de los momentos más críticos: «La separación entre payload —la carga útil— y contenedor es crucial ya que debe desplegar sus hélices pasivas sin motores para lograr un descenso autónomo». Esta técnica conocida como autogiro exige precisión mecánica extrema para evitar fallos durante el vuelo exitoso.»
Además del diseño inicial e impresión 3D para prototipos físicos reales se desarrollaron placas electrónicas complejas acompañadas por documentación técnica extensa —más allá170 páginas— defendida ante expertos internacionales dentro del sector aeroespacial.
La selección cuidadosa sobre componentes electrónicos incluyó sensores avanzados proporcionados por Bosch así como sistemas FOC (Field Oriented Control) aplicados al motor garantizando alto rendimiento durante toda la operación espacial simulada.
Este triunfo no solo representa una victoria académica sino también cultural reafirmando así nuestra capacidad innovadora frente desafíos globales contemporáneos.