Modificaciones en la Ley de Financiamiento Educativo: Impacto en la paritaria Nacional Docente
El Gobierno nacional ha implementado cambios significativos en el artículo 10 de la Ley de Financiamiento Educativo mediante un decreto firmado este miércoles. Este artículo es basic para las negociaciones relacionadas con el salario básico de los docentes a nivel nacional, conocido comúnmente como “la paritaria nacional docente”.
Cambios Clave en la Negociación Salarial
Hasta ahora, el mencionado artículo estipulaba que el Ministerio de Educación (actualmente Secretaría) debía colaborar con el consejo Federal de Educación y los sindicatos docentes representativos a nivel nacional para establecer un convenio marco. Este acuerdo abarcaba aspectos esenciales como: a) condiciones laborales, b) calendario educativo, c) salario mínimo docente y d) carrera docente.
El aspecto más relevante del decreto 341/2025, publicado recientemente en el Boletín Oficial, es su modificación respecto al salario mínimo docente. A partir de esta nueva normativa, se excluye a la Secretaría de Educación del proceso negociador; sin embargo, esta entidad mantendrá la facultad para validar cualquier acuerdo siempre que sea compatible con los recursos asignados dentro del Programa Nacional de Compensación Salarial Docente. En caso contrario, podrá solicitar una revisión del mismo.
De manera específica, se establece que “la Secretaría podrá refrendar el Convenio o requerir una nueva propuesta si por razones presupuestarias no fuera viable su implementación dentro del marco mencionado”, según lo indicado por el nuevo decreto.
Reacciones y Críticas desde el Sector Gremial
La paritaria nacional docente ha sido históricamente objeto de tensiones entre los sindicatos educativos y las administraciones provinciales y nacionales. Las provincias son responsables directas del pago a los docentes; sin embargo, frecuentemente han expresado su descontento ante cifras salariales que no pueden sostener financieramente.
Por otro lado, para las autoridades nacionales esta negociación ha representado un desafío constante debido a la presión por establecer salarios que no son directamente financiados por ellos mismos. con este nuevo enfoque legislativo, se reduce la carga sobre el Gobierno central al desvincularlo directamente de estas negociaciones salariales mientras conserva cierto control sobre posibles aumentos superiores a lo establecido.
Esta decisión ha suscitado fuertes críticas entre los gremios docentes nacionales. CTERA (Confederación de Trabajadores/as de la Educación), uno de estos sindicatos principales expresó su rechazo contundente ante esta modificación legal: “Repudiamos firmemente cualquier cambio al Artículo 10° que elimine al Estado nacional como parte activa en las negociaciones sobre salarios mínimos docentes”.
Los representantes sindicales argumentan que tal medida representa un retroceso grave en términos laborales y atenta contra principios fundamentales del sistema educativo argentino. Desde su creación original, este artículo garantizaba una intervención estatal robusta para asegurar un piso salarial común entre todos los educadores del país mediante una mesa tripartita junto con provincias y sindicatos.
Otros cuatro gremios nacionales —AMET (Asociación del Magisterio Técnico),CEA (Confederación Educativa Argentina),Sadop (Sindicato Argentino De Docentes Privados) y UDA (Unión Docentes Argentinos)— también manifestaron sus preocupaciones: “Este decreto excluye al Gobierno federal e introduce un poder veto inaceptable sobre futuros acuerdos”.
Además señalaron contradicciones inherentes ya que «la Ley establece claramente responsabilidades compartidas entre Nación y provincias respecto a planificación educativa». La eliminación o modificación unilateral pone en riesgo derechos fundamentales relacionados con condiciones laborales justas e igualdad educativa.
estas reformas plantean serias interrogantes sobre cómo afectarán tanto las condiciones laborales como futuras negociaciones salariales dentro del sistema educativo argentino.Los gremios advierten acerca potenciales desigualdades emergentes si no se restablece una participación activa estatal durante estos procesos críticos.