Michel Rolland: Reflexiones sobre el Vino Argentino y su Futuro
Un Regreso a Cariló
«Vine solo una vez hace 25 años. Todo ha cambiado, bueno, nosotros también», comenta entre risas michel Rolland en una tarde otoñal mientras se prepara para conversar con Clarín. No se encuentra en un viñedo, sino junto al mar en Cariló, donde regresa tras un cuarto de siglo para participar en un torneo de golf que lleva su nombre en el Cariló Golf.
Rolland es un ferviente amante del golf y utiliza este deporte como metáfora para hablar sobre su verdadera pasión: el vino. A sus 77 años, es uno de los enólogos más reconocidos a nivel mundial y fue pionero de una revolución vitivinícola en Argentina cuando llegó a fines de los años 80 por invitación de Arnaldo Etchart para producir vinos en Cafayate.
La Evolución del Vino Argentino
El impacto que tuvo Rolland fue significativo; transformó la producción vinícola argentina hacia estándares internacionales. «El vino siempre debe mejorar», afirma. «Es fundamental preguntarse qué podemos hacer para avanzar». Recuerda que cuando llegó hace casi cuatro décadas, la calidad del vino argentino era básica; sin embargo, hoy se producen vinos atractivos e incluso algunos excepcionales.
«Argentina tiene un lugar destacado en el mundo del vino», continúa Rolland. «Antes no aparecía entre las grandes naciones productoras como Italia o Francia; ahora sí lo hace». Esta evolución refleja no solo cambios técnicos sino también culturales dentro del sector vitivinícola argentino.
Diferencias entre Vinos
Cuando se le pregunta sobre la distinción entre un gran vino y uno simplemente comercializado con marketing, responde: «un buen vino puede hacerse prácticamente en cualquier lugar si hay intención comercial detrás. Sin embargo, los grandes vinos requieren condiciones específicas: variedad adecuada, suelo propicio y técnicas adecuadas».Para él, estos vinos son aquellos que pueden madurar bien durante años.
El Potencial Inexplorado
Rolland enfatiza que no todos los lugares son aptos para producir grandes vinos: “La naturaleza tiene sus limitaciones”. Existen regiones privilegiadas donde las condiciones son ideales; sin embargo, esto no significa que cada rincón pueda generar productos excepcionales.En cuanto a su preferencia personal por ciertos vinos elaborados por otros colegas o incluso por él mismo —una pregunta recurrente— responde con diplomacia: “Comparar mis vinos es como elegir a mi hijo favorito”. Este enfoque genera admiración entre quienes comparten mesa con él durante cenas organizadas por Nelson Valimbri junto al restaurante Ave del apart hotel Ville Saint Germain y carpe Diem del Cariló Golf.
Desafíos Económicos y oportunidades Futuras
Al abordar la situación económica actual de Argentina y cómo afecta al sector vitivinícola dice: “Es cierto que estamos atravesando tiempos difíciles”, pero añade optimista que esto no debería afectar negativamente el futuro prometedor del país dentro del ámbito vinícola. Con más de cinco décadas dedicadas al mundo del vino ha sido testigo tanto de crisis como momentos prósperos; sin embargo sostiene firmemente que Argentina posee recursos únicos —diversidad geográfica e climática— lo cual le otorga ventajas competitivas frente a otros países productores.
Consolidando el Malbec
Sobre el Malbec —la cepa insignia argentina— señala su importancia histórica pero también menciona otras variedades emergentes como Cabernet Franc. “El Malbec ha demostrado ser excepcional gracias a viñas viejas”, explica rolland mientras reflexiona sobre cómo algunas cepas tardan décadas antes de mostrar todo su potencial.
A pesar de reconocer la necesidad urgente de mejorar la calidad general tanto blanca como tinto —un aspecto crucial según él— advierte contra sacrificar viñas tintas ya establecidas por nuevas plantaciones blancas hasta estar seguros acerca del mercado futuro.
La Conciencia Del Consumidor
Finalmente aborda otro tema relevante: ¿es consciente el consumidor promedio sobre todo lo involucrado detrás cada botella? Según Rolland esta percepción necesita cambiarse porque muchas veces hay mucho esfuerzo detrás cada etiqueta presentada al público final.
En cuanto atraer consumidores jóvenes opina desde su experiencia personal afirmando que eventualmente regresarán hacia buenos productos independientemente si están buscando algo específico o simplemente explorando nuevos sabores.
Concluye diciendo optimista respecto al futuro globalizado donde las tendencias cambian constantemente pero siempre habrá espacio para aquellos dispuestos innovar mientras mantienen altos estándares calidad.
Este diálogo revela no solo las inquietudes actuales dentro industria vinícola argentina sino también resalta oportunidades futuras aún inexploradas esperando ser descubiertas bajo liderazgo visionario como michel Rolland quien sigue apostando fuerte por este país lleno potencial.