La Épica Victoria de Argentina en el Mundial Sub-20 de 1995
El 28 de abril de 1995, el Estadio Internacional Khalifa en Doha fue testigo de un momento histórico para el fútbol argentino. Juan Pablo Sorín, quien más tarde se convertiría en un destacado jugador del equipo nacional con 75 partidos y dos Copas del Mundo a su nombre, levantó el trofeo que consagraba a la selección argentina como campeona del Mundial Sub-20.Junto a él, sus 17 compañeros también hicieron historia al conseguir este título, marcando así el inicio de una era dorada bajo la dirección técnica de José Pekerman.
Un Camino Inesperado hacia la Gloria
Apenas dos semanas antes del torneo, las expectativas eran moderadas. Después del triunfo en Japón en 1979 y un subcampeonato en México en 1983, Argentina había tenido actuaciones decepcionantes y se perdió la edición australiana de 1993 debido a una sanción impuesta por FIFA. En septiembre de 1994, la Asociación del Fútbol Argentino decidió contratar a José Pekerman como director técnico para los seleccionados juveniles. “Al iniciar mi labor me informaron que solo podía contar con dos asistentes y un preparador físico debido al escaso presupuesto”, recordó Pekerman durante una entrevista con Clarín.
La primera prueba significativa para Pekerman llegó durante el Sudamericano celebrado en enero de 1995 en Bolivia. A pesar de ganar su grupo y los primeros partidos del cuadrangular final, Argentina cayó ante Brasil por un contundente 2-0 en la última fecha; sin embargo, logró clasificar al Mundial.
Desafíos Previos al Torneo
El equipo llegó al Mundial con poco tiempo para prepararse —Pekerman estimó que faltaban diez días— y sin uno de sus jugadores clave: Marcelo Gallardo no pudo participar debido a una lesión no confirmada por River Plate. Además, se enfrentaron a rivales difíciles como Holanda y Portugal dentro lo que muchos consideraron «el grupo mortal».
Argentina debutó contra Holanda el 13 de abril; aunque tuvo oportunidades claras (incluyendo dos penales fallidos), logró llevarse los tres puntos gracias a un gol tardío anotado por Andrés Garrone. Sin embargo, cuatro días después sufrieron una derrota ante Portugal (1-0), lo cual complicó su camino hacia las fases eliminatorias.Mientras tanto, otros equipos estaban envueltos en controversias relacionadas con arreglos deportivos; sin embargo, Argentina mantuvo su enfoque: venció a Honduras por un marcador convincente (4-2) gracias principalmente a Sebastián Pena e Ibagaza.
Avanzando Hacia la Final
En cuartos finales se encontraron con Camerún —un rival formidable— pero lograron superarlo fácilmente con goles destacados provenientes tanto Guerrero como Coyette. Con esta victoria aseguraron su lugar entre los cuatro mejores equipos tras más de una década desde su última semifinal mundialista.
Enfrentándose ahora contra España —un equipo repleto talento— Argentina mostró destreza futbolística superior ganando cómodamente por tres goles sin respuesta gracias a Biagini y Coyette entre otros jugadores destacados.
Finalmente llegó el momento culminante: enfrentar nuevamente a Brasil en la final. El conjunto brasileño contaba con casi todos sus titulares intactos desde aquella victoria sobre Argentina meses atrás durante el Sudamericano; no obstante perdieron uno importante: Emerson sufrió una lesión previa al torneo.
El partido final fue disputado bajo intensa presión pero culminó favorablemente para Argentina quien ganó merecidamente por dos goles frente cero gracias nuevamente biagini y Guerrero demostrando habilidad excepcional durante todo encuentro.
Legado Duradero
“A esos chicos les llamo ‘héroes’. El trabajo posterior realizado junto otras selecciones fue mucho más extenso”,reflexionó Pekerman sobre aquel logro monumental mientras Julio Bayón destacó las contribuciones individuales dentro equipo campeón resaltando habilidades únicas mostradas cada jugador involucrado.
Este triunfo marcó solo el comienzo exitoso ciclo liderado por Pekerman ya que posteriormente continuaría cosechando títulos mundiales sub-20 hasta alcanzar cinco coronas totales hasta hoy día siendo recordados aquellos años dorados donde cada campeonato parecía posible.
Desde entonces han pasado casi tres décadas sin repetir tal hazaña pero aquel título sigue vivo entre memorias colectivas argentinas reafirmándose como símbolo indiscutible pasión futbolística nacional.